LAS ESCURSIONES: Los pinares,
alma viva y pulmón siempre activo.
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EXCUSIÓN A LA ATALAYA DE LOS PICAZOS
Vamos a comenzar por una excursión media, no porque sea especialmente
difícil en su conjunto, sino por la subida final a la Atalaya de los Picazos
entre el kilómetro 2 al 3 que si tiene un porcentaje interesante, así que duro
y pianito, que como decían mis mayores “sube como un viejo para llegar como un
joven”
Emprendemos la marcha en el pinar del Pimpollar, punto de encuentro y
salida de nuestras marchas.
Bajamos al río Cofio, lo cruzamos por el puente y tras cruzar las
alambradas nos dirigimos a la izquierda, subiendo por el camino que bordea la
antigua vaquería.
Seguimos la marcha, pero esta vez vamos a cambiar el camino. Nos atreveremos
a ir campo a través por la vertiente derecha del arroyo Robledillo subiendo
poco a poco para salvar el terraplén de la vía del tren.
Llegamos a la vía y buscamos un paso por la valla de las vías, tranquilos
que hay un sitio donde están dadas de sí y se pasa fácilmente. Cruzamos y
prácticamente enfrente hay otro buen paso para la otra valla. Por cierto,
comentaros que las vallas no son de propiedades, son de seguridad para que el
ganado no entre en las vías.
¡¡¡ ATENCIÓN AL TREN ¡¡¡. LAS VÍAS SON DE DOBLE SENTIDO. Mucha
precaución.
Una vez cruzadas las vías hacemos el primer kilómetro. Como decían
nuestro mandos en la mili, momento de hacer el alto de la meada…arreglarnos el
equipo, mochila y en diez minutillos continuamos el camino.
Seguimos por la vertiente izquierda del arroyo en dirección oeste. Como
indicador nos sirve que en el horizonte observamos un cerro más alto que el
resto y desprovisto de bosque en su parte superior. ES NUESTRO OBJETIVO.
Seguimos recto en su dirección hasta encontrarnos otra valla y justo al otro
lado un camino que se dirige a la carretera C 505. Tras saltar la valla
seguimos el camino, cruzamos la carretera y tras pasar la puerta en la valla
seguimos por el camino que se dirige a la izquierda.
Este camino es el que nos lleva hasta la cumbre. Seguimos por él, vemos
que cuando llega a una valla muy alta gira a la derecha y empieza a subir,
llegamos al kilómetro 2. Esta valla si es de una propiedad privada y va por la
linde de limitación de las provincias de Madrid y Ávila.
Terminamos la subida, llegamos a un collado y ya tenemos a la vista la
cima. Podemos subir siguiendo el camino y si sois atrevidos arrear en línea
recta con la vista puesta en la cima, ojito que la cuesta engaña y las agujas
de los pinos hacen que cueste la cuesta, pero merece la pena hacer que el
corazón bombee un poco más deprisa de vez en cuando y hacer parte del camino campo
a través y no siempre por suelo firme. En caso de seguir por el camino,
continuamos hasta que vemos uno que sale a la izquierda (hay una indicación de
senda de las atalayas…), lo seguimos hasta la cumbre.
Hacemos cima. Es un momento inmejorable para hacer una vista de 360º
y disfrutar de las vistas, unas de las
mejores de las que se pueden tener de la zona por donde nos movemos ya que es
un alto dominante sin que haya otros por los alrededores que pueda hacer
sombras a la vista.
Desde arriba y siguiendo las vistas hacia las vías del tren, observamos
las posiciones defensivas que todavía perduran de la guerra civil.
Si habéis seguido otras entradas en el blog en las que os he hablado de
esta línea defensiva en torno a las Navas del Marqués y os decidís a hacer la
excursión, podéis comprobar que esta línea tiene una característica diferente
al resto de la zona, mientras las demás cubren los valles que se dirigen hacia
el Cofio, o sea defendiendo las Navas a ésta le ocurre lo contrario, dirige las
vistas hacia las Navas y la línea férrea.
Excluyendo los dos edificios principales que todavía están en pié, el
resto de la línea defensiva, trincheras y demás edificios están prácticamente
destruidos. Hay que buscarlos y saber dónde buscar para hacerse una idea del
dibujo de la posición.
Como veréis en la ruta, yo bajé por el lado contrario por donde accedí a
la cumbre porque quería ver la posición defensiva y hacerme una idea de lo que
se tuvo que vivir por allí, pero ojo que está en muy malas condiciones,
el suelo es de piedras pequeñas, ruedan y se desplazan con facilidad y al final hay que hacer “culete” en una gran roca de granito hasta llegar a suelo “seguro”. Si no estáis seguros o no os queréis complicar la vida, volver por el camino hasta el cruce por dónde vinimos.
Llegamos al cruce por dónde vinimos y giramos a la izquierda. Continuamos
por el camino (llega hasta las Navas y si buscáis la ruta de las Atalayas en
internet es el que se sigue para hacer otras muy buenas marchas desde este
pueblo).Tras cubrir el kilómetro cuatro y después de unos 200 metros vemos un
camino que sale a la izquierda, lo cogemos. Estamos bajando ya hacia el Pimpo.
Hacemos unos 500 m., vemos otro camino que sale a nuestra izquierda lo cogemos,
llegamos a una laguna que salió hace años en una antigua cantera, hacemos un
alto. Un sitio excelente para comernos un bocata, descansar e hidratarnos un
poco.
Ya repuestos atacamos la vuelta a casa.
Volvemos al camino y lo seguimos hacia la izquierda…seguimos bajando.
Llegamos a una puerta, la abrimos y cruzamos la carretera, continuamos por el
camino. Hacemos el 5º kilómetro. Yo hice esta parte a campo a través (ojo que
hay que cruzar una valla y no hay rotos, hay que treparla, no es alta pero es
de alambre de púas)…Como veáis. El fin es llegar al mismo sitio. Esta zona es
muy fácil de andar tanto por caminos como por campo a través.
Sea cual sea vuestra opción al final y tras cruzar la línea de alta
tensión llegamos al camino, lo seguimos. Tras pasar el Km. 6 sale otro camino
hacia la izquierda. Hay que coger éste que es el que nos lleva directamente al
pimpollar pasando por encima del túnel de las vías del tren. Llegamos al
kilómetro 7 tras pasar las vías. Seguimos por el camino hasta que se encuentra
con otro que va paralelo al río, lo seguimos hacia la izquierda hasta que
llegamos al puente del río KILÓMETRO OCHO. Cruzamos y continuamos hasta que
llegamos a nuestro punto de partida y …. Final en el pinar del Pimpo.
Esta salida a mí me gusta mucho. Era un cerro al que subía cuando era un
enano y no teníamos vallas que saltar, al que nos íbamos la pandilla y al que
subía con mi padre y mi tío. Unos recuerdos maravillosos que a decir verdad no
han cambiado sustancialmente (si quitamos las vallas y las propiedades privadas
que me han obligado a buscar otra subida diferente a la que yo utilizaba), el
monte sigue sensacional y muy bien cuidado, no hay basura y se disfruta de una
naturaleza formidable que va en mejoría ya que al ser un coto de caza (de las
Navas) se cuida y no se permite la caza indiscriminada.
POR CIERTO Y ESTO ES IMPORTANTE: Los terrenos por los que nos movemos son
cotos de caza y los días de caza y monterías son los jueves, domingos y creo
que los festivos también
Os dejo el enlace en ENDOMONDO:
Espero
que hayáis disfrutado de esta salida. Encontramos jarales fuertes, zonas de
pastos, arroyos, pinares y todo tipo de flora y fauna y si tenemos suerte podremos
llegar a observar buitres que provienen de las buitreras de la zona de Cadalso
de los Vidrios.
El silencio solo roto por el viento y la naturaleza es impresionante y si no, hacer la prueba alguna vez. Entrar en un pinar denso, de esos que las copas de los pinos se tocan haciendo cúpula cualquier día de verano con brisa, sentaros y escuchar; para los civitas como yo, se llega a sentir un resquemor precisamente por eso, por la falta de sonido y los ruidos que producen los pinos al chocar sus ramas entre ellos. Una pasada.
El silencio solo roto por el viento y la naturaleza es impresionante y si no, hacer la prueba alguna vez. Entrar en un pinar denso, de esos que las copas de los pinos se tocan haciendo cúpula cualquier día de verano con brisa, sentaros y escuchar; para los civitas como yo, se llega a sentir un resquemor precisamente por eso, por la falta de sonido y los ruidos que producen los pinos al chocar sus ramas entre ellos. Una pasada.